Esta exposición, presentada en Casa Frissac, fue un encuentro entre artistas africanxs y mexicanxs. Mi interés fue hablar sobre las mujeres africanas, dando a conocer su sentir a través de un texto en el cual narran su sufrimiento por el contexto de guerra en que viven. 

Desde hace décadas varios países africanos se encuentran sumidos en graves conflictos internos cuyas causas se relacionan con la explotación de sus recursos naturales. 

No obstante, a pesar de la crudeza de dichos conflictos, que llegan a originar estados de guerra, las cadenas televisivas y otros medios de comunicación informativos dedican poca o ninguna cobertura, ya sea porque no les representan un beneficio económico o porque forman parte del cerco informativo tendido en torno a esta problemática. De esta forma, la situación que viven estas naciones no llega a ser del conocimiento público. 

El texto que integré en la video instalación fue proyectado a piso. La imagen diseñada en animación representó un flujo circular de palabras que se dirigían hacia el centro para dar la sensación de irse por un agujero. El texto es el siguiente: 

“Nosotras, las mujeres de África, sufrimos. Desde hace millones de años somos nosotras quienes alimentamos este continente. Después de haberlo llevado dentro, hemos dado vida, y luego hemos hecho hombres, que hemos amado, cuidado, educado, siempre con amor. Y he aquí que estas guerras destruyen todo lo que pacientemente hemos construido. Las guerras nos han matado, mutilado, han dañado a nuestros hijos. Nos han manchado las manos de sangre. Nos han hecho cometer atrocidades, cuya vergüenza jamás se borrará de nosotras”.