La obra entrelaza la pintura y el collage, y para ser realizada requirió la participación de Gustavo Carpio. La pieza muestra una fotografía de Gustavo intervenida con mis dibujos y contiene textos escritos por él, así como informes médicos sobre su estado de salud.

Cuando Gustavo tuvo conocimiento de su padecimiento, decidió dar un giro a su vida. Gracias a ello sus células CD4 —que forman parte del sistema inmunitario humano— llegaron a 1050 por µL, índice superior al de la población masculina nacional. Este hecho sorprendió a sus médicos.

La acción que, dialogando con la pieza plástica, complementa la obra, consistió en invitar a su médico al lugar de exposición y solicitarle que le extrajera una muestra de sangre. Obtenida la muestra, Gustavo colocó el tubo vacutainer con su sangre sobre su corazón representado en la pintura. Cabe decir que al paso de los años el tubo vacutainer original con su sangré, no se conservó.

Para la exposición en el MUAC en el 2020, a la cual fui invitada a participar con esta obra, decidí reactivarla con la participación de Luis Matus, cocurador de la exposición y quien también tiene un porcentaje similar de células CD4, integró su sangre a la pintura en una acción llevada a cabo durante la inauguración, que contemplaba la extracción de una muestra en ese momento por parte de una enfermera.

La sangre de Luis frente al corazón de Gustavo significó un momento de encuentro entre dos personas con la misma condición de salud, pero pertenecientes a generaciones distintas.